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Control de hemorragias

Hemorragia

¿Qué es una hemorragia?

Una hemorragia es la salida de sangre fuera de los vasos sanguíneos debido a su rotura por un traumatismo cortante o contuso. La gravedad de la hemorragia varía en función de la intensidad del traumatismo, tipo de vaso sanguíneo afectado y la cantidad de sangre que pierda el paciente. 

¿Qué tipos de hemorragias existen?

Los tipos de hemorragias se pueden diferenciar según:

  • El tipo de vaso sanguíneo
  1. Capilar: afecta a vasos superficiales que irrigan la piel y se cierra por sí misma. Viene causada por traumatismos y se suelen formar hematomas.
  2. Venosa: Es una sangre roja y oscura más fácil de controlar que la arterial.
  3. Arterial: Es sangre brillante que sale de forma abundante e intermitente.
  • Según la localización de la sangre
  1. Externa: Sangre que sale al exterior a través de una herida.
  2. Interna: la sangre no sale al exterior y se acumula debajo de la piel. Se trata de una hemorragia venosa o arterial, provocada por fuertes golpes.
  3. Exteriorizadas: son hemorragias internas que salen al exterior a través de un orificio corporal, como la nariz, la boca… 

¿Cómo controlar una hemorragia según su localización?

Ante una hemorragia se puede actuar de diferentes maneras según su localización.

Control de hemorragia externa

Una hemorragia externa puede ser asistida de distintas maneras:

  • Compresión directa. Hay que hacer fuerte presión a la herida con una gasa o gasas. Aunque esta presión directa se puede sustituir por un vendaje cuando la herida pare de sangrar o cuando haya más de un herido al que atender.
  • En caso de que la hemorragia se produzca en las extremidades, hay que elevar el miembro afectado. Esta técnica puede ser dolorosa, por lo que se debe informar previamente al herido. 
  • Compresión arterial: consiste en localizar las arterias principales para detener la circulación. De esta manera se consigue una reducción importante del aporte sanguíneo. 
  • Torniquete: es un método polémico, ya que surgen diversas opiniones en torno a él. No obstante, la evidencia científica lo respalda. 

Control de hemorragia interna

Si es capilar, es suficiente con aplicar frío local sobre la piel, ya que el frío contrae los vasos sanguíneos y reduce el hematoma. 

Por otro lado, si es venosa o arterial, hay que vigilar si el abdomen está sensible o rígido, si hay sensación de mareo o desvanecimiento, palidez, pulso débil o si aparecen hematomas, vómito con sangre, etc.

Control de hemorragia exteriorizada

  • Hemorragia en el oído (otorragia): Es el único tipo de hemorragia que no hay que intentar detener, puesto que si no dejamos que salga la sangre, se acumula en el interior del cráneo y puede dar lugar a graves lesiones. 

Por lo tanto, hay que tumbar al afectado del lado por el que se produce la hemorragia, colocar una gasa y trasladarlo al hospital.

  • Hemorragia nasal (epistaxis): Colocar a la persona sentada y con la cabeza inclinada hacia delante y comprimir con dos dedos las fosas nasales durante al menos cinco minutos. Si el sangrado no cesa, repetir la operación.
  • Sangre que sale por la boca y proviene de las vías digestivas (hematemesis): colocar a la persona afectada acostada boca arriba y aplicar hielo en el abdomen. 

Existen más tipos de sangrado exteriorizado como, por ejemplo, la hemorragia proveniente de bronquios o pulmones, del ano, de la vagina o sangre que aparece en la orina. Ante estos casos es mejor acudir directamente al centro sanitario u hospital. 

Desmintiendo falsos mitos

Es importante conocer qué no debemos hacer ante una hemorragia o qué acciones pueden hacer que la situación empeore.

  • Ante una hemorragia nasal no debemos echar la cabeza hacia atrás, ya que en ese caso no se detendrá el sangrado. Por el contrario, la sangre se dirigirá a la parte posterior de la nariz e irá hacia la garganta y la boca. Lo ideal es poner la cabeza hacia adelante. 
  • ¿Lavar la herida? Sí, lo primero que hay que hacer es lavar la herida con agua y jabón. La humedad (en su justa medida) favorece la cicatrización e impide la infección.
  • No hay heridas sin importancia, por muy leve que sea, siempre hay que tener en cuenta la posibilidad de hemorragia. 

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