¿No te estarás pasando? – No pasa nada, me como este y ya luego me pongo en serio con la dieta – ¿Te vas a fumar otro? Hoy ya llevas un paquete entero… Seguro que alguna vez has escuchado a alguien decir alguna de estas frases. O incluso te has reconocido a ti poniendo esas excusas.
Nuestra vida a veces puede ser muy complicada y eso desgraciadamente hace que nos olvidemos de los riesgos que pueden ocasionar la falta de hábitos saludables.
Trabajo, hijos, estrés… en definitiva falta de tiempo para parar y reflexionar sobre si realmente nos estamos cuidando. Y ello inevitablemente nos puede llevar a sufrir accidentes relacionados con nuestro corazón.
¿Hasta qué punto pueden prevenirse los accidentes cardiovasculares?
Lo primero que debemos hacer es algo que puede resultar fácil de aplicar, pero que en realidad requiere de una gran dosis de esfuerzo y constancia: cambiar nuestros hábitos. Sabemos que la bollería industrial es perjudicial, pero nos la comemos porque…‘un día es un día’. O que necesitamos del tabaco o la bebida para aliviar la ansiedad o despejarnos.
Ciertamente, hay factores que no dependen de nosotros como:
- La edad: lo cierto es que a medida que nos hacemos mayores, el riesgo aumenta.
- El sexo: los hombres tienen una mayor predisposición a sufrirlo, aunque no hay una distinción de género.
- Los factores hereditarios: si tus padres, tus abuelos sufrieron algún tipo de episodio relacionado con el corazón, es probable que inevitablemente tú heredes eso.
- El hecho de haber tenido antes un accidente cerebrovascular, un accidente isquémico transitorio (AIT) o un ataque cardíaco.
Por eso vamos a centrarnos en qué es lo que sí podemos hacer para prevenir estos accidentes.
Qué hacer para ayudar a prevenir los accidentes cardiovasculares
Cuida tu alimentación
No hay excusas. Las frutas y las verduras deben ser para ti imprescindibles dentro de la dieta. Debes ser fuerte y desechar aquellos alimentos que no aportan nada a tu organismo. Tu alimentación debe ser lo más equilibrada posible.
Esto no significa que no podamos darnos un “capricho” en alguna ocasión, pero es fundamental mantener un control en lo que comemos
Evita el tabaco y el alcohol
Nunca es muy tarde para dejar de fumar o beber alcohol. Ambos contienen sustancias adictivas y perjudiciales para la salud, que producen aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial, entre otros efectos cardíacos y cerebrovasculares.
Es evidente, pero esto es aplicable a cualquier otra sustancia como las drogas, que no son beneficiosas para ningún aspecto de nuestra salud.
Practica ejercicio
Está demostrado que practicar 30 minutos durante al menos 3 días a la semana ayuda a regular el estrés. Empezar poco a poco e introducirlo como una rutina de desconexión puede ayudar a adquirir el hábito.
No trates de salir a correr 5 veces por semana porque acabarás desistiendo antes de generar un hábito. Lo mejor es elegir un deporte que nos motive y nos haga sentir bien. Después habrá que ir aumentando la frecuencia.
Realízate controles médicos
Es recomendable que, al menos, una vez al año acudamos a nuestro médico de cabecera para realizarnos una analítica completa. De esta forma, podemos conocer cuál es nuestro estado de salud y si existe algún problema.
Esto es mucho más relevante cuando tenemos patologías previas que pueden aumentar las posibilidades de sufrir un accidente cardiovascular. Por ejemplo, la tensión arterial alta.
En estos casos, deberemos llevar un control exhaustivo de nuestro estado de salud, de la medicación y, por supuesto, adaptar nuestros hábitos para mantenernos saludables.
